–       Usar estrategias metodológicas predecibles.

–       Planificar las situaciones para que sean estables y estructuradas, evitando las sorpresas.

–       Ser rigurosos y muy metódicos en las explicaciones que demos al alumno. Por ejemplo explicando la división del mismo modo siempre.

–       Ser flexibles

–       Ofrecer refuerzos y experiencias significativas al alumno

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